Los sensores y detectores son la base de cualquier hogar inteligente. Permiten automatizar tareas, mejorar la seguridad y optimizar el consumo energético. Entre los más comunes están los detectores de humo, gas y monóxido de carbono, así como los sensores de movimiento y de apertura de puertas o ventanas. Integrados en un sistema domótico, estos dispositivos pueden enviar alertas al móvil, activar alarmas o incluso encender luces automáticamente, proporcionando comodidad y tranquilidad.
Incorporar sensores inteligentes no solo aumenta la seguridad, sino que también permite ahorrar energía al controlar de manera eficiente la iluminación y la climatización según la ocupación del hogar.
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